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Lucho Barbagallo es un joven fotógrafo rosarino que encontró en el color y la urbanidad su inspiración fotográfica. Preguntándole cómo empezó a hacer fotografía hay una pausa y una aclaración: no es cómo empezó, es cuándo empezó a tomarse en serio la fotografía; y eso fue en 2015, cuando descubrió que podía hacer muchas cosas con una cámara. Comenzó sacando con el celular, a todo lo que veía. ¿Una flor? Click. ¿Un paisaje? Click. ¿Barcos? ¿Por qué no? Click.

Más tarde descubrió una cámara analógica Zenit en su casa y ese fue el comienzo de su recorrido por los rollitos, el revelado y lo manual. “El punto crucial fue ahí, cuando me di cuenta que me gustaba tener una cámara en mano, que me gustaba esa cosa manual que tienen también las cámaras viejas, esa libertad que te da de poder elegir cómo querés que te salga”.

El camino “autodidacta”

El paso de Lucho por las instituciones académicas fue breve pero esclarecedor. Estudió Comunicación Social un par de meses, luego hizo un tiempo la carrera de Fotografía en el Iset N°18, y por último decidió ser fiel a su espíritu libre y seguir el camino “autodidacta”.

Lucho nos cuenta respecto de esta etapa: “Creo que me ayudó mucho comunicación social, sobre todo porque yo estaba muy enganchado al periodismo, y me gustaban mucho las crónicas periodísticas: el hecho de tener la sensibilidad para observar un determinado contexto y describirlo. Ahí fue el punto donde formé mi cabeza para después poder hacer fotografía. Toda esa sensibilidad que yo tuve que adquirir para poder retratar un lugar, para poder hablar sobre una cuestión humana, todo eso fue gracias al periodismo”.

A partir de ese momento empieza a sacar fotos; probó con todo: color, blanco y negro, todos los rollos que hay, todas las técnicas, sacando un poco de información de cada lado. Cuando Lucho habla de su camino “autodidacta” lo encomilla -en sus propias palabras- porque “me parece una palabra medio tramposa: si yo digo autodidacta no es que yo estoy aprendiendo de mí, en realidad me nutro de libros, de otros fotógrafos, por ejemplo los de Magnum, de agencias de acá de Argentina, de lo que veo por las redes. Aprendí con todo eso; estudié de los grandes por libros, por ver fotos, por matarme leyendo en internet, bajando apuntes, por mi cuenta, obvio, sí, pero al final es todo gracias a ellos”.

¿Analógico vs Digital?

La eterna disputa entre qué es mejor: lo viejo o lo nuevo. ¿Por qué elegir?

Yo hago fotos de las dos maneras, pero en realidad prefiero el analógico” nos cuenta Lucho. “Compré una cámara digital para poder hacer trabajos de fotografía social, como por ejemplo eventos. En un momento empecé a sacarle fotos a bandas, y a la vez hacer trabajos para poder costear los rollos con eso”. Y nos aclara: “Todo lo que es mi portfolio principal, mi obra por así decirlo, me gusta hacerla en analógico, creo que encontré como una fórmula que la quiero ir repitiendo así hay un hilo conductor estético, pero más que nada también por el hecho de la experiencia analógica, me siento mucho más cómodo haciendo analógico”.

Siendo de una generación que se crió rodeada de aparatos digitales, Lucho reflexiona que se sientemás parte del proceso cuando saco fotos en rollo. Esperar tus fotos, pensarlas, te da más libertad, no es una pantallita que es un conjunto de ceros y unos que te muestra la foto al instante”.

Hay veces que veo mis fotos después de una semana, y las puedo mirar sin esa mirada crítica de ‘saco una foto, la miro en la pantalla y ahí veo que está fea’, no, siento que sobre todo ver tus fotos ahí es como un diagnóstico psicológico tuyo, te podés preguntar en retrospectiva ‘por qué hice esto, porque miré esto, en dónde erré acá, por qué encuadré así’. Es una forma de auto-conocerte a través de ver tus fotos a posterior”.

Pero sin defenestrar a la fotografía digital, Lucho dice: “Por otro lado siento que tampoco está bueno encasillarse sólo en el analógico, yo también saco mucho con el celular. Una de mis mejores fotos la hice con el celular. Y creo que hay que aprovechar esas cosas. Sobre todo ahora que los celulares traen cámaras excelentes”.

Cromos, donde juega el color

Entre las fotos que Lucho nos muestra en su Limbo se encuentra una serie que está desarrollando que se llama “Cromos”, la cual es el resultado de dos influencias muy grandes que tuvo en el último tiempo: Ernst Haas y Franco Fontana.

Ernst Haas, de Magnum, fue un fotógrafo re clásico, colorista, fue el que me ayudó a entender el color y a sentirlo de una manera distinta, a ver cómo funcionaban en el cerebro las combinaciones de colores, y ahí como que me enamoré de todo ese mambo y le empecé a dar. Ernst Haas tenía una serie que no era muy conocida que se llama Abstract que son todos recortes de la calle, de paredes, del piso; él agarraba y aislaba elementos, un cartel todo roto por ejemplo, una mancha de nafta en el piso que formaba colores, y los aislaba y hace abstractos que son hermosos. Eso fue como un disparador automático, me enamoré al instante que vi eso y dije ‘yo quiero hacer esto acá’, porque aparte ya venía viendo que acá están los mismos elementos: las tapas de gas, todas oxidadas, los carteles rotos. Empecé a ver, a fijarme más para adentro, más para las paredes, para el piso y dije ‘acá si lo aíslo con un buen lente o algo me va a quedar muy bien’”.

En las fotos de su Limbo se puede apreciar claramente la influencia de este fotógrafo en su propia forma de hacer fotografía. Lucho retrata los paisajes urbanos rosarinos rescatando el color oculto de la calle y todos aquellos objetos que con su “fealdad” reafirman su propia belleza.

Eso lo mezclé con cosas que tomé de Franco Fontana, que es un fotógrafo italiano que me encanta, que tiene una filosofía de la fotografía que es excelente. Este tipo agarraba e iba a los campos de Italia y con un telefoto le sacaba a los campos donde plantan semillas de colores, con el telefoto lo aplanaba todo, y quedaba un mosaico de colores excelentes. Ese concepto simple me fascinó”.

Lucho se inspiró en el trabajo de estos dos fotógrafos para crear Cromos, donde aparecen paisajes y objetos de su propio barrio, de acá, bien rosarino. “Creo que si uno quiere crear su propio estilo tiene que agarrar influencias y mezclarlas con uno mismo y encontrar su propio tono, pero sin llegar a copiar”.

Con 13 rollitos y una camarita nos fuimos de viaje

Dentro de su Limbo también se encuentran una serie de fotos que Lucho tomó en un viaje a Europa. Nos cuenta al respecto: “Ahorré y me compré un montón de rollos y los llevé todos allá, y disparé como 13, 14 rollos. Esas fotos son, por así decirlo fotografía callejera, media documental, un poco turística, es como una mezcla; es yo tratando de entender en pocos días una ciudad. Con esas fotos me di cuenta que quería hacer fotografía”.

Las fotos de sus viajes tienen ese «no se qué» que enamora. Parecen de otra época, como sacadas de una caja vieja del garaje, con un romanticismo inesperado, combinado con una gracia y burlesco que asemeja a las fotografías callejeras de Martin Parr. Viejitos sorprendidos en balcones, piernas sin cabezas, charlas de barrio, turismo de cartón, nenes en bicicleta y paisajes nubosos; todo eso con la magia del instante; CLICK, cambiamos de rollo.

Vida, el elemento humano

“¿Si tuviera que definir con una palabra la sensación que generan mis fotos?”. A Lucho lo dejamos recalculando con una pregunta que nos gusta mucho, y a la que supo responder de la mejor manera: “Vida. Yo siempre que veo mis fotos siento como un aire, y no solamente yo, mucha gente coincide con esto que te digo. Siempre estoy tratando de buscar el elemento humano en todas las fotos, una persona que pasa, que le agrega una incógnita, una historia en la foto. Me gusta que la gente vea a esa persona y diga ‘¿quién es?’”.

Con Cromos lo mismo, si bien con Cromos yo dejé de incluir a los humanos en mis fotos, para mí siguen estando pero de otra manera, están pero en forma de texturas, de roturas de objetos, de ese azar que tiene la calle, que es como una huella de gestos humanos, yo creo que es un poco eso, siempre estoy buscando retratar la vida, retratar este mundo medio extraño que está lleno de seres moviéndose todo el tiempo y generando historias. Ese es mi motor de curiosidad”.

¿Y a ustedes qué le provocan sus fotos? ¿Coinciden con Lucho? Nosotros sí. En sus fotos se respira un aire fresco que nos invita a querer participar. CLICK. Compremos un rollo y salgamos a descubrir colores en lo urbano.

INFO: Podés ver más fotos de Lucho en su cuenta de Instagram @luchobarbagallo